Hoy la AIC, Asociación de Caridad de San Vicente de Paúl, de Cartagena está de luto. Nos ha dejado nuestra Alma Mater.
Aunque no tuvo hijos somos muchos los que hoy nos sentimos huérfanos.
Su carácter afable, su sencillez, su bondad, su profunda fe y religiosidad, sus desvelos por los más desfavorecidos de la sociedad, su disponibilidad… y, sobretodo, sus dos amores: su familia y La Casa del Niño, a la que llamaba «la niña de mis ojos», la caracterizaban.