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“Ved qué dulzura, qué delicia convivir los hermanos unidos”
(Sal 133,1)
Queridos Voluntarios, Hermanas y Padres:
Estamos viviendo una situación marcada por la inquietud, la inseguridad, acontecimientos dolorosos como han podido ser la pérdida de un esposo, un padre, una hermana, un amigo… y lo más duro: una hija. Con estos sentimientos de dolor quiero expresaros, ahora de forma especial, mi cariño y cercanía. Me siento muy unida a cada uno de vosotros, y os tengo presentes en mi oración ante el Señor.