Vivamos con mirada esperanzadora para ver todo lo bueno que podemos hacer con nuestro ánimo renovado, y también lo que podemos aprender de los demás. Olvidemos definitivamente lo que la pandemia nos impidió llevar a cabo y caminemos con la confianza puesta en Dios, pues pruebas tenemos de que siempre nos acompaña.
Estamos aprendiendo a convivir con situaciones y realidades nuevas; respondamos, a partir de hoy, con actitudes nuevas; esto no quiere decir que eliminemos la constancia, entrega, generosidad y amor que venimos dando durante siglos, pero tenemos que hacer algo nuevo para los tiempos nuevos que nos están tocando vivir. Nos hace falta una renovación y para ello necesitamos nuevos voluntarios que aporten ideas nuevas. Vivamos con un corazón nuevo.
Gracias a todos por vuestro apoyo. Sigamos unidos en la oración, para vivir con la alegría nuestra vocación de seguir a Cristo, sirviendo a nuestros hermanos más necesitados.
Un abrazo fraternal, y que San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac iluminen y sostengan nuestra acción de caridad.