El pasado sábado día 16 de diciembre, celebramos en la Catedral de Murcia, la Clausura de los 400 años del aniversario del Carisma Vicenciano, La Eucaristía oficiada por el Obispo de la Diócesis de Cartagena , D. José Lorca Planes, y concelebrada por el padre Paúl Wilson Sitchon, nos reunimos toda la familia Vicenciana, Hijas de la Caridad, Medalla Milagrosa (A.M.M.), Juventudes Marianas Vicencianas, (J.M.V.), Hijos de María, Padres Paules y Asociación Internacional de Caridad San Vicente de Paúl (A.I.C.), también quiso acompañarnos el presidente de la Universidad Católica U.C.A.M, D. José Luis Mendoza y su señora.
La liturgia fue organizada por los miembros que forma la coordinadora de la familia Vicenciana de la Diócesis de Cartagena donde hubo colaboración y participación de todos, se distribuyeron folletos para seguir la eucaristía, con el armonioso sonido del órgano. No podía faltar el canto de entrada: «Enséñanos a amar, Vicente de Paúl, al pobre nuestro hermano, como lo amaste tú»
La Eucaristía fue una Acción de Gracias por el Carisma Vicenciano. La monición de entrada fue compartida por la presidenta Diocesana y el presidente de la asociación Hijos de María, la 1ª lectura estuvo a cargo de las Hijas de la Caridad, el salmo responsorial de un miembro de J.M.V., la 2ª Lectura de un representante de la A.M.M. y la oración de los fieles de un miembro de cada una de las ramas de la familia vicenciana.
En el altar nos acompañan las imágenes de la devoción de esta familia: La Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, San Vicente de Paúl, Santa Luisa de Marillac y algunas reliquias de los mártires de nuestra familia, beatificados este año.
En la Homilía el Obispo de la Diócesis de Cartagena, D. José Manuel Lorca Planes, nos recordó el inicio de nuestro fundador San Vicente de Paúl, patrono Universal de las Obras de Caridad, 400 años de servir y entregarse a los más necesitados, servir a los pobres corporal y espiritualmente, ver en ellos al mismo Cristo. Vivir en el espíritu Vicenciano es vivir caminando por adquirir este estilo que nos asemeja a Jesucristo y nos pone en contacto cercano y fraterno con los pobres.
Las ofrendas fueron actos simbólicos: las voluntarias de A.I.C. presentaron una vela encendida, que representa la Luz que ilumina nuestros pasos hacia Cristo, los Hijos de María, unas rosas rojas, símbolo de amor hacia Dios, y las Hijas de la Caridad, el Pan y el Vino, símbolos sagrados, la pureza de cuerpo y alma de los fieles.
Al finalizar la Eucaristía, recibimos la bendición final contemplando los sonidos del órgano, nos despedimos todos en unión cantando la Salve Cartagenera, en honor al compositor de dicha obra D. José Sánchez Medina, uno de los mártires beatificado este año.
En este año, en el que hemos estado celebrando el 400 aniversario de nuestro carisma Vicenciano, las celebraciones en diferentes lugares del mundo, todas las ramas de la Familia Vicenciana. Cuando hablamos del carisma vicenciano, nos referimos al don del Espíritu Santo, se refiere a servir al pobre de forma holística como Vicente hizo hace cuatrocientos años con Luisa de Marillac. El humilde intento que San Vicente hizo para servir a los demás. Hoy, los vicencianos de todo el mundo continúan esta humilde iniciativa de San Vicente y Santa Luisa, traduciendo nuestras vidas en evangelio viviente, atendiendo a los desafíos de nuestros tiempos. Sirviendo a los pobres nos comprometemos a través de la predicación, educación, formación en la fe, servicios sociales. Pero la base de todos nuestros servicios siempre debe ser ver a Jesús en el pobre como hizo San Vicente.
El lema de este aniversario habla por sí solo: «FUI FORASTERO Y ME RECIBISTE.»
«Lo que hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis». Ahí está encerrado el Carisma Vicenciano.
Estrella Callejas Soriano
Presidenta Diocesana – Cartagena