Hoy la AIC, Asociación de Caridad de San Vicente de Paúl, de Cartagena está de luto. Nos ha dejado nuestra Alma Mater.
Aunque no tuvo hijos somos muchos los que hoy nos sentimos huérfanos.
Su carácter afable, su sencillez, su bondad, su profunda fe y religiosidad, sus desvelos por los más desfavorecidos de la sociedad, su disponibilidad… y, sobretodo, sus dos amores: su familia y La Casa del Niño, a la que llamaba «la niña de mis ojos», la caracterizaban.
Hablar de Leonor es hablar de una mujer que desde su juventud puso sus conocimientos y su tiempo al servicio de los demás. En plena posguerra acudía junto con las Hijas de la Caridad, y a escondidas de su madre, a barrios marginales y desaconsejables para atender a las personas que la necesitaban, muchas veces no podía hacer otra cosa más que acompañarles en sus últimos momentos, dándoles cariño y compañía. «para mí era importante que murieran con dignidad» me decía recordando esos tiempos.
Aunque es un día triste, pues no la vamos a poder ver, se que siempre la vamos a tener cerca, guiándonos.
Descansa en paz Leonor y ahora que estas junto a los justos intercede por nosotros al Padre.