Encuentro Diocesano de Santiago de Compostela – 2019

Se ha celebrado en la Residencia «Via Lucis» del Arzobispado de Santiago, el sábado, 30 de marzo, un magnífico día soleado que auguraba una fructífera jornada. Han participado los Grupos de A Coruña, Isla de Arosa, Marín y Santiago de Compostela. Los Grupos de Tuy y Vigo que no han podido asistir, han enviado mensajes de apoyo.

Agradecemos con cariño la presencia de la Presidenta y Asesora Nacionales, Conchita Santiago y Sor Casilda del Hoyo así como la de la Delegada y Asesora Regionales, Marisa Díaz y Sor Carmen Fernández.

Después de las palabras de bienvenida de la Diocesana de Santiago, Mª Teresa Mato, y de la Delegada regional, iniciamos el Encuentro con la lectura de la Antífona «Confiad siempre en Dios, es el camino recto» dirigida por Sor María de la Isla de Arosa.

Sor Casilda, al presentarse como Hermana Asesora Nacional, indicó que había aceptado el cargo con humildad y con gran ilusión para acompañarnos en el camino de ayuda material y espiritual a las personas que acuden a nosotras.

Conchita Santiago presentó, con gran claridad y sencillez, la organización de la AIC y habló de los actuales retos de la Asociación para adecuarse a las nuevas situaciones. Insistió en la importancia de la formación, del trabajo en equipo y del sentido de pertenencia. No estamos solos, todos los que pertenecemos a la AIC participamos de las acciones y proyectos que realizan los distintos Grupos ya que formamos parte de una gran familia.

La intervención del Padre Enrique Rivas, Paul de La Coruña, versó sobre «Un Voluntariado que irradia Evangelio». Con su proverbial sencillez y entusiasmo nos recordó los tres pilares del Voluntariado: la verdad, la moral y la solidaridad. El Voluntariado es un camino de vida, tenemos que vivir la llamada de Dios y ser testigos del carisma vicenciano en el mundo actual. Incidió en la importancia de la formación para seguir siendo fieles a nuestro compromiso, para ir más allá de la ayuda material y actuar con amor y alegría.

El almuerzo, en la misma residencia, y el posterior paseo por los jardines, fueron una buena ocasión para intercambiar impresiones y conocernos mejor.

El Encuentro finalizó con una Eucaristía muy participativa. Una vez más, Sor María demostró su buen hacer preparando la liturgia. Nuestras vidas son débiles y frágiles, como vasijas de barro, somos como terreno reseco, sin agua, el Señor es el manantial de vida que llena nuestra vasija, por ello llenamos la vasija con agua. Te pedimos, Señor, que seas nuestra Luz, que ilumines y dirijas nuestra vida como el Faro guía a los navegantes. En las Ofrendas, además del pan y el vino, presentamos las velas encendidas para expresar el compromiso de trasmitir la Luz de Cristo que siempre ayudará a transformar el dolor en esperanza gozosa. Para seguir anunciando el mensaje de paz y amor necesitamos tu apoyo, Señor, simbolizado en la mochila y el bordón que nos darán la seguridad de tu fortaleza.

Nos despedimos con el corazón lleno de buenos deseos y pensando en la AIC que nos aglutina en el espíritu de San Vicente.

Gracias a todas las personas que han participado, con su presencia han hecho posible la celebración del Encuentro. A Sor María Díaz y a Sor Conce Roca por su especial colaboración.

P. Diocesana de Santiago y colaboradoras.