En la Plaza se encontraban una representación de las Asociaciones, Comunidades, Movimientos y Grupos eclesiales. Y la Familia Vicenciana estuvo presente en todos los actos.
Pero la muestra no se quedó en eso, en una exposición sin más. La plaza de San Francisco se convirtió en un espacio para compartir, para el encuentro. También para la oración y la fiesta, para la reflexión, la música y los testimonios.