
HUELLAS DE UN CAMINO en la Familia Vicenciana de España
Asesora nacional de AIC-ESPAÑA (2004-2012)
Sellado por la esperanza de la Resurrección fue el entierro de Sor María Teresa Díez Martínez en la mañana lluviosa del sábado santo, 11 de abril de 2020. Había compartido la soledad de Cristo en la Cruz, luchando varias semanas contra la enfermedad del covid 19 en el Hospital Clínico de San Carlos donde murió al amanecer del 8 de abril, miércoles santo.
Su hermana Loly, las Hijas de la Caridad de la Casa Provincial San Vicente de Madrid y la Junta nacional de la Asociación de Caridad de San Vicente de Paúl (AIC-España) sintieron el luto más profundo en su corazón en la mañana del sábado santo. Mañana de soledad y llanto, mañana de esperanza y, sobre todo, mañana sembrada de Vida y Resurrección. Con la fuerza de la semilla que cae en el surco, su cuerpo gélido ha sido enterrado en el sepulcro de las Hijas de la Caridad del cementerio de San Isidro de Madrid. Sor Mª Teresa, amante de la comunicación y promotora de relaciones y amistades, ha llegado a las moradas eternas en la soledad más impresionante.
La última vez que hablamos, tú y yo, Sor María Teresa, fue el 8 de marzo por la tarde. Era domingo y yo marchaba a los Ejercicios Espirituales de Villaviciosa de Odón con las Hermanas mayores. Me prometiste oraciones y ofrenda y me dijiste que tenías miedo pero que estabas en las manos de Dios Padre. Un mes después, el 8 de abril, entrabas en las moradas eternas de la Luz y la Paz. Sor María Teresa, has estado tremendamente sola en la última enfermedad y sola en la muerte. Pero tú sabes que una Hija de la Caridad, sierva de los pobres, nunca está sola. Tú lo sabías y lo experimentabas… Conocías bien tu fragilidad de salud y tu miedo a lo que se avecinaba con el covid 19. Fue nuestra última conversación, al lado de la capilla…
Gracias por la ofrenda de tu vida y tu oración, gracias por los servicios prestados a los pobres en la Compañía de las Hijas de la Caridad, gracias por tu tarea como asesora nacional de AIC, gracias por los años de servicio en COVIDE AMVE. GRACIAS. Te has llevado en el corazón a tu hermana Loly, a Cristo sufriente contigo en la enfermedad, a los pobres a los que has servido, a las Hermanas de las Comunidades por las que has pasado, a las Asociaciones de la Familia Vicenciana a las que has servido con sencillez y humildad: Asociación nacional de Caridad de San Vicente de Paúl y COVIDE-AMVE.
Hoy recordamos con gratitud y cariño sus huellas de Hija de la Caridad, sierva de los pobres:
Nacida en Carabanchel Bajo (Madrid) cuando todavía era pueblo, llegó al mundo el 16 de junio de 1942. Sus padres Miguel y Dolores le regalaron la fe del Bautismo el 28 de junio en la parroquia de San Sebastián, cercana a su domicilio. Y pronto buscaron para ella y para su hermana Loly una educación cristiana y vicenciana de solera en las Escuelas del Carmen, fundadas por la duquesa de Nájera y regidas por las Hijas de la Caridad. Allí cursó el parvulario, la educación Primaria y el Bachillerato Elemental. En la Escuela de Trabajo Social de la Casa de Estudios, (en el antiguo Paseo del Cisne), realizó los cursos de Graduado en Trabajo Social, antes de ingresar en la Compañía. En su juventud formó parte de la Asociaciones vicencianas de Hijas de María y Damas de la Caridad de las Escuelas del Carmen de la calle Nájera. Su madre, Dña Dolores Martínez, era la Presidenta del grupo de Damas de la Caridad de la parroquia de San Sebastián, integrado en su mayoría por madres de alumnas y jóvenes exalumnas de las Escuelas, según testimonio de su hermana Loly.
En estas Asociaciones profundizó en su vida de Fe y práctica de la caridad cristiana, recibida de sus padres, intensificó su amor a Jesucristo a la Virgen María, a la Iglesia y a los necesitados. En ese ambiente surgió su vocación de entrega total a Dios para el servicio de los pobres. Fue presentada en la Compañía por Sor Carmen Chiva, Hermana sirviente de las Escuelas de Nájera. Realizó la prueba-postulantado en el Hospital Militar Gómez Ulla y en La Guindalera. Comenzó el seminario el 8 de febrero de 1962. Alentada por la confianza en Dios Padre que nos infundía la directora del Seminario, Sor Isabel López, realizó su formación inicial con paz y alegría que acrecentó, poco a poco, a lo largo de su vida.
Después de su envío a Misión como Hija de La Caridad, estudió Magisterio y Pedagogía, aunque su servicio en la Compañía se ha distinguido por las tareas del Trabajo Social, misión que había realizado antes de entrar en la Compañía. Desde el Trabajo Social ha servido a los pobres en diferentes campos y comunidades dejando a su paso huellas de entrega alegre y servicial: Casa Misericordia de Pamplona (1963-1973); Casa Amparo de Zaragoza como Hermana Sirviente (1973-1979); Guardería Ángeles Custodios de Jijona (Alicante) como Directora de la obra y hermana Sirviente de la Comunidad (1979-1982); Residencia asistida de San Antonio de Menagéber (Valencia) desde 1982 a 1987; Hogar Asilo Marqués de Campos de Valencia (1987); Guardería para hijos de emigrantes españoles en Saint Gallen de Suiza donde fue Directora de la obra y hermana Sirviente de la Comunidad (1987-1994); Residencia Infantil Margarita Naseau de Alicante, Directora y Hermana sirviente (1994- 1997); Hogar de San Vicente del Raspeig (Alicante) desde 1997 hasta el 1 de julio de 2002 fecha en la que pasó a la casa Provincial de Zaragoza.
El 1 de marzo de 2003 llegó a la Casa Provincial de San Vicente para colaborar en el Secretariado nacional de AIC-España y acompañar a su madre anciana y a su hermana Loly delicada de salud. Esta fue su Comunidad de referencia, aunque oficialmente continuó perteneciendo a Provincia de Pamplona hasta octubre del 2012. El 12 de agosto de 2004 fue nombrada por la superiora general, Sor Evelyne Franc, asesora nacional de la Asociación de San Vicente de Paúl, AIC-España, misión que ha compartido con interés, responsabilidad, dedicación, esfuerzo y grandes dosis de entusiasmo. Soy testigo de la bondad, respeto y prudencia con la que supo acoger y comprender a Sor Soledad de Miguel en el momento del relevo. Sor Soledad era ya muy mayor y llevaba muchos años como asesora nacional. Ella tuvo el arte de la bondad respetuosa para hacer que se sintiera como la hermana mayor que pasa la antorcha…
El P. José Luis Cortázar, (q.e.p.d.) me comentó esta faceta y el buen ejemplo que él recibió de su buen hacer y su saber estar. Estas cualidades fueron reconocidas por las hermanas Visitadoras de España en carta escrita por Sor Margarita García, entonces Visitadora de la Provincia de Gijón, en nombre de todas, con fecha 22 de junio de 2012, tras el nombramiento de su sucesora Sor Carmen Embid, el 26 de marzo del mismo año. Sí, esa carta de agradecimiento expresa la valoración y el reconocimiento de su bondad respetuosa, su dedicación, su entusiasmo, su saber estar y su buen hacer en favor de la Asociación y sus proyectos de servicio a los necesitados.
Gracias, Sor Mª Teresa, por estos ocho años de dedicación a los 180 grupos de la Asociación en España con más de 2000 miembros en el momento en que aceptaste el nombramiento para ser asesora. Recuerdo con cariño y gratitud con qué facilidad aceptabas sugerencias y propuestas, tanto en el campo de la formación vicenciana como en lo relativo a otros proyectos de los grupos. Contigo, al final de tu misión como asesora nacional, fui nombrada yo asesora provincial. Gracias por tus prudentes consejos, gracias por tu capacidad de escucha y valoración de las personas. Gracias. Que el Señor Jesús resucitado te conceda disfrutar de la Gloria eterna.
Mary Biedma, que trabajó con ella en el Secretariado Nacional de la Asociación de San Vicente de Paúl aporta este testimonio: En los ocho años que trabajamos juntas Sor Mª. Teresa y yo en el Secretariado Nacional de AIC, quiero destacar, aparte de su buen trabajo y entrega a la Asociación, su bondad, sensibilidad, humildad, empatía y con su fino sentido del humor. Era una persona muy culta y preparada y, por supuesto, una excelente compañera de trabajo, siempre dispuesta a arrimar el hombro en cualquier circunstancia, a tender una mano ante cualquier necesidad. A nivel personal, compartí con ella momentos felices, y en los difíciles para mí, siempre estuvo ahí, cercana dándome ánimos y no dejándome caer. D.E.P. querida «compi»»
Cuando en el año 2005 se publicó la biografía documentada de la Venerable Sor Justa Domínguez de Vidaurreta, ella se ofreció para hacer la presentación del Libro: Sor Justa Domínguez, forjadora de apóstol de la Caridad en la revista de Anales. Me dijo que era para ella un deber de gratitud, ya que el Secretariado Nacional de AIC fue creado por la Venerable Sor Justa. Además ella había oído muchos testimonios de la virtud de Sor Justa, a Sor Carmen Chiva, que fue la hermana que presentó a Sor Teresa en la Compañía de las Hijas de la Caridad. Este detalle me dio ocasión para compartir conocimientos, convicciones y sentimientos con ella. Gracias, Sor Mª Teresa por tu facilidad para la comunicación profunda.
Y en ese mismo año 2005, al ver que el trabajo en el Secretariado Nacional de la Asociación de San Vicente de Paúl, AIC, le permitía colaborar en COVIDE-AMVE, empezó a colaborar en la ONG vicenciana de cooperación al desarrollo. Sus miembros han publicado este retrato:
«Sor María Teresa nos deja quince años de servicio impecable al trabajo de nuestras misioneras y misioneros para el desarrollo integral de los más pobres. Deja una gran huella en el registro y archivo de los proyectos, en el saber estar al lado de cada director y directora de COVIDE-AMVE a lo largo de estos años; apoyando sus iniciativas y buscando alternativas para cada reto que los nuevos tiempos en la cooperación nos viene planteando.
En el equipo de trabajo de la sede nacional nos dejas un gran testimonio de compañerismo. Has sido la compañera de todas nosotras. Compañera en el trabajo, compañera en la vida. Será duro volver a la oficina y ver el vacío que has dejado, retomar el testigo que nos entregas para continuar anunciando que el Reino de Dios es posible. Pero sé que estarás ahí acompañándonos, no podría ser de otra manera, animándonos en el trabajo por no dejar a nadie atrás. Gracias al Dios de la Vida por el gran regalo que nos ha dado contigo. Te queremos».
Una experiencia fuerte de la fragilidad. Tras ocho años de idas y venidas de Madrid a Zaragoza, tomó la decisión de incardinarse en la Provincia de Madrid-San Vicente, hecho que tuvo lugar el 9 de octubre de 2012, siendo destinada a la Comunidad del colegio La Inmaculada-Marillac para continuar su misión de apoyo en COVIDE-AMVE. Pronto apareció una proteína en su sangre que empezó a originar problemas en sus riñones terminando con la dolorosa experiencia de diálisis casi diaria. En este intervalo, en septiembre de 2017, es destinada a la Casa Provincial, compartiendo el trabajo de animación misionera en COVIDE-AMVE con el apoyo a su familia. Dos años largos de fragilidad en la salud y frecuentes visitas al Hospital clínico de San Carlos. Fragilidad que ha ido deteriorando su salud hasta la muerte con la llegada del virus letal covid 19.
Termino esta reseña con la última frase que compartimos el 8 de marzo: Dios tiene sus caminos que no podemos comprender, pero siempre caminos de amor, aunque no sea fácil creerlo.
Sor Mª Ángeles Infante, HC
Asesora de AIC, Madrid-San Vicente