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Personas viven en la pobreza*
1 de cada 4, en este país
Asociación Nacional de Caridad San Vicente de Paul España
1 de cada 4, en este país
Detrás de cada historia hay un sentimiento común:
“no puedo hacer nada para cambiar las cosas, sólo puedo sobrevivir…,
cuando encuentro las fuerzas”
El párroco de Châtillon-les-Dombes (hoy Chântillon-sur-Chalaronne) tuvo una revelación:
“¿No sería posible reunir a estas buenas mujeres y animarles a darse a Dios para servir a los pobres?”
Con esta “simple” idea aquel párroco dio la vuelta a la estructura social de la época, dando al pobre el lugar que hasta entonces tenían reservados los señores.
En muchos lugares de la tierra seguimos trabajando, fieles a ese carisma:
la atención al desfavorecido por amor a Dios, al otro y por sentido de justicia, no por compasión.
A lo largo de los años hemos conocido todo tipo de personas rodeadas de toda clase de circunstancias, esa experiencia de siglos nos ha enseñado que no basta con unas cuantas acciones que palíen la situación. Para conseguir cambiar realmente la situación que viven esas personas hay que ser ambiciosos con el plan, no se nos puede olvidar que el objetivo es que recuperen la confianza en sí mismos, se hagan cargo de su vida y se integren en la sociedad para ayudar a otros (ya sólo con su ejemplo al tomar las riendas se convierten en un referente y devuelven esperanza).
Por eso (en la medida de lo posible) planteamos nuestros proyectos en 3 etapas consecutivas que persiguen el desarrollo integral de la persona y, con ello, la recuperación de la dignidad y la integración como miembro de pleno derecho en la sociedad.
Atención a las necesidades básicas (incluido el afecto)
Fomento de la autoestima, la confianza y la motivación
Capacitación profesional y social para poder decidir y tomar el control
La AIC se propone ser una fuerza transformadora de inspiración cristiana dentro de la sociedad, prioritariamente con las mujeres a través de proyectos y acciones promocionales que impliquen la participación de los destinatarios.
También se propone colaborar a nivel local y mundial, participar en redes e involucrarse en programas de políticas públicas o de la sociedad civil, para construir, juntos, un mundo más justo.
Nuestra misión es, siguiendo el ejemplo de San Vicente de Paúl y las enseñanzas de la Iglesia:
No hay una persona igual a otra y son muy diversas las realidades a atender, encontramos una gran variedad de carencias desde las más básicas a las más profundas: aquellas que, aparentemente, no deberían ser una prioridad pero que arrasan con la dignidad e incapacitan a la persona para integrarse plenamente en la vida social, profesional, política…, empezando por destruir su autoestima.
Desorientados y con
un futuro incierto
Con pocos recursos o grandes limitaciones
En riesgo de no poder crecer como niños
Solos, enfermos, apartados, amenazados
Sin red familiar que minimice los golpes
En continua lucha contra ellos mismos
Que siguen pagando sus malas decisiones
Continuamente alerta, sin su "lugar seguro"
Con el "esfuerzo extra" como una constante
Arrastradas a un punto de difícil salida, solas
Todos sabemos que el territorio nacional es heterogéneo en recursos, en climatología, en cultura, en administraciones y, por supuesto en necesidades. Para ser más eficaces la asociación se organiza por regiones, haciendo clic en el mapa podrás saber más del trabajo que cada demarcación territorial está desarrollando.
Son muchos y muy variados los proyectos que ya están en marcha en un intento de dar respuesta a las diferentes carencias y todos, todos, son una realidad gracias al trabajo de un gran número de voluntarios. Esa diversidad de actividades permite que cada uno encuentre la forma de colaboración en la que siente que puede aportar más.
Comedor
Economato
Refugio
Alfabetización
Talleres ocupacionales
Asesoramiento
Apoyo escolar
Acompañamiento
Capacitación profesional
Bolsa de trabajo
Socialización
Rehabilitación
Necesitamos dinero, por supuesto, pero también necesitamos a las personas: su energía, sus conocimientos, su tiempo. El afecto, la escucha, la dedicación…, son muchos los valores y riquezas de nuestro voluntariado, y todos son necesarios.
Hay muchas formas de colaboración, piensa, por ejemplo, en todo lo necesario para desarrollar un programa de inserción socio laboral o una red de alojamientos para transeúntes o mujeres víctimas de maltrato.